Por: Enrique Plasencia Calvanapon
Hasta hace algunos días, Susan Doyle debió haberse sentido miserable. Yo lo hubiera hecho también si hubiese llegado a la edad de 47 años siendo virgen y sin haber sentido jamás la magia de un beso. Encima, con tan poca gracia y desempleado, la cosa tendría las dimensiones de infierno.
Por esas interesantes posibilidades que ofrece la red de redes, llegué hace unas horas al afamado youtube, atraído por un aviso que aparecía en la página de inicio de mi Hotmail. La mujer que aparecía en la portada era un insulto a Barbie y a las curvas femeninas. El rostro hubiese quedado perfecto en una película de terror para niños. Y si esta señorita hubiese nacido en tiempos de la inquisición, la hoguera se hubiera alimentado también con ella.
Años atrás, se hizo la película “Les miserables”, basada en la novela del inolvidable Víctor Hugo. La banda sonora de dicha película tenía como eje central el tema “I dreamed a dream”, el mismo que la señorita Doyle eligió para participar en una especie de concurso televisivo en Gran Bretaña con una audiencia de más de once millones de televidentes, según las estadísticas.
Cuando aparece en escena, la Doyle, semeja más bien una cómica ambulante y los tres miembros del jurado, además del público, se preparan para una burla soberana. Y nuestra heroína contribuye a ello con movimientos y palabras tan desaliñadas como peinado de loco. Pocos segundos después de iniciar su actuación tiene a todo el auditorio de pie, incluidos dos de los tres jurados, al borde de las lágrimas y el ensueño. La voz de Susan es mágica y la gente disfruta a más no poder de los contados minutos que dura la interpretación.
Desde ahí hasta el momento que yo busco este video de youtube, más de cuarenta millones de personas lo han hecho antes de mí. Y no sé cuantos millones más lo hagan.
A estas alturas, la Doyle debe ser una de las personas más famosas del mundo y debe haber dejado de sentirse miserable. Seguramente le lloverán los besos y dejará de sentirse tímida y podrá ejercer con todo el derecho del mundo, su alegría y sus emociones sin que nadie ponga cara de papi riki.
Entonces me vienen a la mente imágenes de tantos grandes que dejaron de lado su cuerpo para entregarnos su arte, su esencia humana y sus ganas de ocupar un lugar visible en el mundo.
Trataré de mandar el enlace de este vídeo a mis amigos. Trataré yo mismo de ser más auténtico, a pesar de las barreras que el consumismo nos impone.
Y seguiré burlándome de un amigo muy querido que creyó que ponerle cinco nombres a su hijo lo pondría en el ojo de la fama.
Por esas interesantes posibilidades que ofrece la red de redes, llegué hace unas horas al afamado youtube, atraído por un aviso que aparecía en la página de inicio de mi Hotmail. La mujer que aparecía en la portada era un insulto a Barbie y a las curvas femeninas. El rostro hubiese quedado perfecto en una película de terror para niños. Y si esta señorita hubiese nacido en tiempos de la inquisición, la hoguera se hubiera alimentado también con ella.
Años atrás, se hizo la película “Les miserables”, basada en la novela del inolvidable Víctor Hugo. La banda sonora de dicha película tenía como eje central el tema “I dreamed a dream”, el mismo que la señorita Doyle eligió para participar en una especie de concurso televisivo en Gran Bretaña con una audiencia de más de once millones de televidentes, según las estadísticas.
Cuando aparece en escena, la Doyle, semeja más bien una cómica ambulante y los tres miembros del jurado, además del público, se preparan para una burla soberana. Y nuestra heroína contribuye a ello con movimientos y palabras tan desaliñadas como peinado de loco. Pocos segundos después de iniciar su actuación tiene a todo el auditorio de pie, incluidos dos de los tres jurados, al borde de las lágrimas y el ensueño. La voz de Susan es mágica y la gente disfruta a más no poder de los contados minutos que dura la interpretación.
Desde ahí hasta el momento que yo busco este video de youtube, más de cuarenta millones de personas lo han hecho antes de mí. Y no sé cuantos millones más lo hagan.
A estas alturas, la Doyle debe ser una de las personas más famosas del mundo y debe haber dejado de sentirse miserable. Seguramente le lloverán los besos y dejará de sentirse tímida y podrá ejercer con todo el derecho del mundo, su alegría y sus emociones sin que nadie ponga cara de papi riki.
Entonces me vienen a la mente imágenes de tantos grandes que dejaron de lado su cuerpo para entregarnos su arte, su esencia humana y sus ganas de ocupar un lugar visible en el mundo.
Trataré de mandar el enlace de este vídeo a mis amigos. Trataré yo mismo de ser más auténtico, a pesar de las barreras que el consumismo nos impone.
Y seguiré burlándome de un amigo muy querido que creyó que ponerle cinco nombres a su hijo lo pondría en el ojo de la fama.
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