viernes, 5 de noviembre de 2010

¿Cómo es la actual ama de casa peruana?

De acuerdo a Rolando Arellano, esta se aleja cada vez más de lo tradicional, se informa más de lo que pasa en el mundo y ya no se contenta con solo administrar el dinero del marido

(El Comercio).- Hace varios años escribimos aquí que tradicionalmente el hombre era cazador y la mujer era recolectora. Así, el hombre decidía primero qué buscar (antes un mamut, hoy una camisa a rayas) e iba directamente a conseguirlo. La mujer, para no alejarse mucho de sus hijos, salía sin objetivo preciso (ayer al bosque cercano y hoy al mercado), a ver qué de bueno encontraba. En nuestros días, el crecimiento de la mujer está cambiando su comportamiento ancestral, pues ya no es la misma recolectora de antes y, a veces, es hasta más cazadora que muchos hombres.
Así, nuestros 15 años de estudios confirman que siguen existiendo dos grandes estilos de vida de mujeres peruanas, el conservador (mamás felices de su función central al cuidado del hogar) y el moderno (que buscan también realización fuera de las tareas de la casa). Pero ambos han evolucionado mucho. Así, si nos imaginamos todavía a una conservadora que solamente piensa en cocinar rico, en escuchar consejos por la radio y que es feliz administrando el dinero del marido, nos equivocamos.
La conservadora de hoy se interesa más en la calidad y nutrición de los alimentos, escucha noticieros para informarse de lo que pasa en el mundo y quiere tener ingresos no dependientes del esposo. Más aun, ya no solamente comparte noticias con sus amigas frente al puesto del mercado, sino que está fascinada por la facilidad de hacerlo en Twitter o Facebook. Quiere ser más un poco más ama de caza que solo ama de casa.

Y si la moderna tiene cada día más poder social y empresarial, no creamos que ello la obliga, como antes, a tener actitudes masculinas. Por el contrario, ella puede ser hoy poderosa y sexy. Pero tampoco pensemos que está completamente liberada de las obligaciones tradicionales de su sexo: sigue siendo el eje de su hogar y del cuidado de los hijos. Y aunque hoy comparte muchas de las tareas familiares con el esposo, con frecuencia tiene un gran sentimiento de culpa: de no ser algo más ama de casa, que ama de caza.
Los sectores empresariales y sociales deben adaptarse entonces a esta nueva peruana, que, de caza o de casa, no deja de ser ama ni mujer.

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