
Lula prometió también que trabajará hasta el 30 de diciembre y dijo que esperaba que Rousseff mantuviera el programa radial durante su Gobierno.
"Serán cuatro años de trabajo intensivo y Dilma necesitará de todo el apoyo. Y es eso lo que les quería pedir", declaró.
"(Quiero) agradecer el cariño inmenso que tuvieron conmigo en esos ocho años, (quiero) decir que quebré un tabú, porque todo el mundo decía que era muy difícil gobernar Brasil (...) que era complicado. No lo encontré nada complicado, hasta lo encontré agradable", agregó.
Esta semana, el gobernante visitará ciudades del noreste del país antes de entregar el mando del país a Rousseff.
"Trabajo hasta el 30 (de diciembre), el 31 paro para descansar, apago el motor, lo dejo enfriar para poder entregarlo a Dilma, con la mantención hecha, todo en orden para que ella pueda comenzar, el 2 de enero, a 100 por hora", manifestó.
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