FUKUSHIMA, Japón (Reuters).- Japón luchaba por evitar una fusión en una planta nuclear dañada tras una explosión de hidrógeno en un reactor y de una exposición de las barras de combustible en otro, días después de un devastador terremoto y un tsunami que causaron al menos 10.000 muertos.
Las rutas, los trenes, la energía y los puertos han sufrido interrupciones en gran parte del noreste del país y las estimaciones sobre el coste del desastre subieron a 170.000 millones de dólares. Los economistas creen que la economía podría volver a sumirse en una recesión.
Las acciones japonesas cerraron con una baja de más del 7,5 por ciento, reduciendo 287.000 millones de dólares de capitalización del mercado, en la mayor caída desde el peor momento de la crisis financiera de 2008. Las acciones de las aseguradoras cayeron por segundo día en Londres y Nueva York.
Japón luchó durante el fin de semana para prevenir una catástrofe nuclear y aliviar la situación de millones de personas sin energía o agua en lo que el primer ministro Naoto Kan describió como su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.
Las autoridades creen que el seísmo de magnitud 8,9 y el tsunami que le siguió posiblemente dejaron más de 10.000 muertos. La agencia de noticias Kyodo dijo que 2.000 cuerpos han sido encontrados el lunes en sólo dos localidades costeras.
"Es una escena del infierno, absolutamente una pesadilla", dijo Patrick Fuller, de la Federación Internacional de la Cruz Roja, desde la ciudad costera de Otsuchi.
"La situación aquí es de no creer, casi todo ha quedado destruido. El Gobierno está diciendo que murieron 9.500 personas, más de la mitad de la población pudo haber muerto y temo lo peor", agregó.
La mayor preocupación en el complejo nuclear de Fukushima, ubicado a 240 kilómetros al norte de Tokio, es que se produzca una fuga de material radiactivo. El complejo ya ha sufrido explosiones en dos de sus reactores el sábado y lunes, que provocaron densas columnas de humo sobre la planta.
El accidente nuclear, el peor desde el desastre de Chernóbil en 1986, provocó críticas de que las autoridades estaban mal preparadas para un terremoto tan potente y para la amenaza que podría suponer para la industria nuclear del país.
Suiza puso en suspenso algunas aprobaciones de plantas de energía nuclear y Alemania anunció que suspenderá su plan de extender la vida útil de sus centrales nucleares. La Casa Blanca dijo que el presidente estadounidense Barack Obama sigue comprometido con la energía de origen nuclear.
"NO ES CHERNOBIL"
Yukiya Amano, el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, dijo que los contenedores de los reactores de las plantas nucleares afectadas por el desastre permanecían intactos y que la emisión radiactiva era limitada.
"Las autoridades japonesas están trabajando lo más duro posible, bajo circunstancias extremadamente difíciles, para estabilizar las plantas de energía nuclear y garantizar la seguridad", declaró Amano en un comunicado.
Más tarde agregó en una conferencia de prensa que "es improbable que el accidente se amplíe" como el de Chernóbil.
El operador de la planta, Tokyo Electric Power Co (TEPCO), dijo que las barras de combustible en el reactor número dos habían quedado totalmente expuestas, lo que podría provocar su derretimiento.
Previamente hubo derretimientos parciales de las barras de combustible en los reactores uno y tres, donde ocurrieron las explosiones, y un ejecutivo de TEPCO describió la situación en el reactor número dos como peor que en las otras unidades.
El temor es que si las barras de combustible no se enfrían podrían derretir el contenedor que alberga el núcleo, o incluso explotar, lanzando material radiactivo a la atmósfera.
Pero responsables dijeron que las gruesas paredes alrededor de los núcleos radiactivos de los reactores dañados parecían intactas tras la anterior explosión de hidrógeno.
De todas maneras, el Gobierno advirtió a quienes aún se encuentran dentro de la zona de evacuación de 20 kilómetros a la redonda que no salgan al exterior. TEPCO dijo que 11 personas resultaron heridas en la explosión.
Barcos de guerra y aviones estadounidenses que ayudaban en los esfuerzos de ayuda se alejaron temporalmente de la costa por la radiación de bajo nivel. La Séptima Flota Estadounidense describió la decisión como una precaución.
Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Filipinas dijeron que evaluarán las importaciones de alimentos japoneses por si tuvieran radiación.
PUEBLOS DESTRUIDOS
Casi 850.000 hogares estaban sin energía en el norte del país, según la compañía Tohuku Electric Power co, y el Gobierno dijo que al menos 1,5 millones no tenían agua potable. Decenas de miles de personas permanecían desaparecidas.
La nación japonesa vio cómo pueblos y ciudades fueron borrados del mapa por un muro de agua, lo que desencadenó un esfuerzo internacional de ayuda humanitaria de proporciones épicas.
En Tokio, los trenes de pasajeros estaban interrumpidos y los camiones no podían hacer entregas de suministros, mientras los supermercados tenían las estanterías vacías.
Las estimaciones del impacto económico están recién comenzando a emerger. Hiromichi Shirakawa, economista jefe de Japón en el Credit Suisse, dijo en una nota a clientes que las pérdidas oscilarían entre 171.000 y 183.000 millones de dólares sólo en la región afectada por el terremoto y el tsunami.
El terremoto ha forzado a muchas firmas a suspender la producción, y las acciones de las mayores compañías japonesas se derrumbaron el lunes, con Toyota Corp cayendo casi un 8 por ciento.
Firmas internacionales afrontaban interrupciones en sus actividades debido a que el seísmo y el tsunami destruyeron infraestructura vital, dañaron puertos y derribaron fábricas que suministraban desde componentes de alta tecnología hasta acero.
Este fue el terremoto de mayor intensidad que golpea al país desde que comenzó a llevar registros hace 140 años.
Las rutas, los trenes, la energía y los puertos han sufrido interrupciones en gran parte del noreste del país y las estimaciones sobre el coste del desastre subieron a 170.000 millones de dólares. Los economistas creen que la economía podría volver a sumirse en una recesión.
Las acciones japonesas cerraron con una baja de más del 7,5 por ciento, reduciendo 287.000 millones de dólares de capitalización del mercado, en la mayor caída desde el peor momento de la crisis financiera de 2008. Las acciones de las aseguradoras cayeron por segundo día en Londres y Nueva York.
Japón luchó durante el fin de semana para prevenir una catástrofe nuclear y aliviar la situación de millones de personas sin energía o agua en lo que el primer ministro Naoto Kan describió como su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.
Las autoridades creen que el seísmo de magnitud 8,9 y el tsunami que le siguió posiblemente dejaron más de 10.000 muertos. La agencia de noticias Kyodo dijo que 2.000 cuerpos han sido encontrados el lunes en sólo dos localidades costeras.
"Es una escena del infierno, absolutamente una pesadilla", dijo Patrick Fuller, de la Federación Internacional de la Cruz Roja, desde la ciudad costera de Otsuchi.
"La situación aquí es de no creer, casi todo ha quedado destruido. El Gobierno está diciendo que murieron 9.500 personas, más de la mitad de la población pudo haber muerto y temo lo peor", agregó.
La mayor preocupación en el complejo nuclear de Fukushima, ubicado a 240 kilómetros al norte de Tokio, es que se produzca una fuga de material radiactivo. El complejo ya ha sufrido explosiones en dos de sus reactores el sábado y lunes, que provocaron densas columnas de humo sobre la planta.
El accidente nuclear, el peor desde el desastre de Chernóbil en 1986, provocó críticas de que las autoridades estaban mal preparadas para un terremoto tan potente y para la amenaza que podría suponer para la industria nuclear del país.
Suiza puso en suspenso algunas aprobaciones de plantas de energía nuclear y Alemania anunció que suspenderá su plan de extender la vida útil de sus centrales nucleares. La Casa Blanca dijo que el presidente estadounidense Barack Obama sigue comprometido con la energía de origen nuclear.
"NO ES CHERNOBIL"
Yukiya Amano, el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, dijo que los contenedores de los reactores de las plantas nucleares afectadas por el desastre permanecían intactos y que la emisión radiactiva era limitada.
"Las autoridades japonesas están trabajando lo más duro posible, bajo circunstancias extremadamente difíciles, para estabilizar las plantas de energía nuclear y garantizar la seguridad", declaró Amano en un comunicado.
Más tarde agregó en una conferencia de prensa que "es improbable que el accidente se amplíe" como el de Chernóbil.
El operador de la planta, Tokyo Electric Power Co (TEPCO), dijo que las barras de combustible en el reactor número dos habían quedado totalmente expuestas, lo que podría provocar su derretimiento.
Previamente hubo derretimientos parciales de las barras de combustible en los reactores uno y tres, donde ocurrieron las explosiones, y un ejecutivo de TEPCO describió la situación en el reactor número dos como peor que en las otras unidades.
El temor es que si las barras de combustible no se enfrían podrían derretir el contenedor que alberga el núcleo, o incluso explotar, lanzando material radiactivo a la atmósfera.
Pero responsables dijeron que las gruesas paredes alrededor de los núcleos radiactivos de los reactores dañados parecían intactas tras la anterior explosión de hidrógeno.
De todas maneras, el Gobierno advirtió a quienes aún se encuentran dentro de la zona de evacuación de 20 kilómetros a la redonda que no salgan al exterior. TEPCO dijo que 11 personas resultaron heridas en la explosión.
Barcos de guerra y aviones estadounidenses que ayudaban en los esfuerzos de ayuda se alejaron temporalmente de la costa por la radiación de bajo nivel. La Séptima Flota Estadounidense describió la decisión como una precaución.
Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Filipinas dijeron que evaluarán las importaciones de alimentos japoneses por si tuvieran radiación.
PUEBLOS DESTRUIDOS
Casi 850.000 hogares estaban sin energía en el norte del país, según la compañía Tohuku Electric Power co, y el Gobierno dijo que al menos 1,5 millones no tenían agua potable. Decenas de miles de personas permanecían desaparecidas.
La nación japonesa vio cómo pueblos y ciudades fueron borrados del mapa por un muro de agua, lo que desencadenó un esfuerzo internacional de ayuda humanitaria de proporciones épicas.
En Tokio, los trenes de pasajeros estaban interrumpidos y los camiones no podían hacer entregas de suministros, mientras los supermercados tenían las estanterías vacías.
Las estimaciones del impacto económico están recién comenzando a emerger. Hiromichi Shirakawa, economista jefe de Japón en el Credit Suisse, dijo en una nota a clientes que las pérdidas oscilarían entre 171.000 y 183.000 millones de dólares sólo en la región afectada por el terremoto y el tsunami.
El terremoto ha forzado a muchas firmas a suspender la producción, y las acciones de las mayores compañías japonesas se derrumbaron el lunes, con Toyota Corp cayendo casi un 8 por ciento.
Firmas internacionales afrontaban interrupciones en sus actividades debido a que el seísmo y el tsunami destruyeron infraestructura vital, dañaron puertos y derribaron fábricas que suministraban desde componentes de alta tecnología hasta acero.
Este fue el terremoto de mayor intensidad que golpea al país desde que comenzó a llevar registros hace 140 años.
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