miércoles, 18 de mayo de 2011

MI “YO” COMUNICADORA

Por: Ana Vásquez
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No se admiten murmullos

Hoy leí Comunicación para el cambio social: El Nuevo Comunicador, escrito por Alfonso Gumucio Dagron, ensayo donde el autor reflexiona sobre los retos y características al que se enfrenta el nuevo comunicador, dotándole de cualidades como gestor de intercambios culturales para alcanzar el desarrollo social.
La utilización de nuevas tecnologías, la sensibilización social, y la compresión de la comunicación como una herramienta eficaz para promover la participación, son las nuevas armas del comunicador social para asumir el reto de aportar con acciones y realidades al desarrollo social.
Desde hace tiempo que estos aportes del Nuevo comunicados no son ajenas a las aulas universitarias, donde los alumnos asumen mentalmente un rol- para algunos aún pasivos – en el progreso de su comunidad.
Pero, el verdadero reto está lejos de ser una historia de cuadernos y lecturas, es real, cambiante, irónico, triste, admirable y con potencialidades, que el nuevo comunicador, junto a un equipo multidisciplinario, buscarán fortalecer dentro de un proyecto de desarrollo social.
Dentro de las Ciencias de la Comunicación existen diversas especialidades, tales como: periodismo, relaciones públicas, publicidad, marketing; y comunicación para el desarrollo, y ninguna de ellas es ajena a un ejercicio profesional comprometido con la sociedad, aunque muchas veces los profesionales de esta carrera nos preocupemos más en hallar las diferencias, antes que fortalecer los puntos comunes.
Yo me defino Comunicadora Social, con experiencia profesional en el área de Relaciones Públicas, y asumo cada una de las características mencionadas por Gumucio Dragon. El amor a la profesión, a las Ciencias de la Comunicación, me impulsa a orientar mi trabajo hacia un compromiso social con la empresa en la que me toque laborar.
El trabajo de un profesional de Ciencias de la Comunicación jamás debe ser desarrollado para quedarse entre las cuatro paredes de una pequeña oficina, sino, debe aspirar a provocar siempre un impacto social positivo. Ya sea el periodista con artículos de investigación que promuevan una actitud de cambio tanto en autoridades como de la población; o, el publicista con una campaña que sensibilice en pro de un objetivo común, o, el relacionista público orientando sus actividades de responsabilidad social a ser más sustentables y permanentes.
Creo que el nuevo comunicador, aquel que ya le tocó salir de las aulas universitarias, tiene la capacidad de adaptarse a la realidad donde le toque laborar, conservar y fortalecer sus aptitudes profesionales haciendo uso de las nuevas tecnologías para comunicar con honestidad, respeto y proyección.

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