lunes, 8 de septiembre de 2014

MARIA JULIA ES AHORA UNA ESTRELLA

Por Marcela García Guerrero
María Julia Luna de Ciudad, - la Mocherita- doctora en derecho y profesora por vocación, partió al infinito, dejando mucho dolor, pero también una gran lección de vida, de entrega, solidaridad, compromiso con sus ideales y sobretodo un gran compromiso con la mujer y la sociedad. 
Trujillo se está quedando huérfano de estas almas que supieron darse totalmente a una causa y no dudaron en correr los riesgos que esto significaba. 
Maju, llegó a mi vida en el que momento que debía, y desde entonces tuvimos una amistad sólida, con ideales comunes a pesar de la diferencia generacional o, quizás, gracias a ella. Partícipe activa de las TERTULIAS EN LOS TALLANES, reunión en la que semanalmente analizábamos diferentes temas de nuestra realidad, ella tenía en mente la formación del gran FRENTE CÍVICO INTEGRADOR conformado por mujeres y hombres unidos por un fin, construir un Perú para todos. Esta es una deuda pendiente y una herencia moral.
Tuve el honor de hacer su semblanza en la presentación de su primer libro Mujeres de hoy y de siempre, permítanme transcribir algunos párrafos que escribí para ese veintinueve de junio del 2005.
 “… El otoño de la vida hay seres humanos que lo convierten en primavera, porque su corazón lleva dentro la frescura, la alegría y las ganas de vivir tan intensas como esta estación del año. Maria Julia es uno de esos seres dotados del eterno espíritu de la juventud, su inteligencia siempre consciente la hace estar al día de los acontecimientos y los grandes cambios con los que iniciamos este milenio. Ella, mujer, del siglo XX, como pocas de las aquí presentes ha participado activamente en todas las grandes gestas que el siglo nos trajo. Ella como pocas, ha luchado por darnos a la mujer la dignidad y el nivel que nos corresponde, a la par y junto al varón, sin feminismos extremos, siempre con la dignidad y lucidez que la acompaña. Pero con la infatigable lucha del guerrero que sabe cual es su lugar y para qué está aquí. 
La década del 40 al 50 fueron años duros, en la política peruana, años en los que quien hablaba y luchaba por una sociedad más justa para todos eran perseguidos y deportados. Eran aún más difíciles para la mujer, sobretodo para una mujer que tenía tanto por decir y hacer, la Dra, Luna de Ciudad combativa y creativa, decide seguir escribiendo, haciendo que la mujer tome conciencia de la necesidad de su participación cívica, de la necesidad de que su dignidad sea reconocida, para esto utiliza las páginas de los diarios, surge así Lucía J. Muller. Durante muchos años, los trujillanos siguieron la columna de ésta mujer en el Diario La Industria, ella no sólo opinaba sobre temas femeninos, hacía propuestas concretas sobre el rol social de la mujer, el binomio madre-niño, la legislación de la prostitución, y el derecho al voto femenino, estos fueron temas de su tesis de graduación como abogada 
En 1946, como presidenta de la Asociación de estudiantes universitarios, asiste a la Primera Convención de mujeres peruanas, en lima, convocada entre otras por esa gran mujer que fue Magda Portal. Por primera vez en la historia de nuestro país, más de dos mil mujeres se reunieron, para tocar entre otros temas, algo de vital importancia como era el DERECHO A LA CIUDADANÍA DE LA MUJER, en esa época, la mujeres no tenía Libreta Electoral, por lo tanto no eran ciudadanas, ya existían profesionales, pero por ejemplo las abogadas, no podían firmar, seguro un amable Doctor firmaría por ellas. No eran muchas, pero eran. Este fue el inicio para que 9 años más tarde en 1954, durante la dictadura de Odría, un grupo de mujeres, entre ellas, Amable León de Flores, Berta Santa María, Marita Montalva de Hoyle, y Maria julia Luna (a quienes rindo mi homenaje) entre otras, formaron la Asociación de Abogadas Liberteñas, ellas, elaboraron un documento en el que se sustentaba el porqué era indispensable el voto de la mujer, documento que por cosas del destino llegó a manos del General Odría, quien una un año más tarde dio el voto a la mujer, según comentan, con muy pocas enmiendas al documento elaborado por estas mujeres trujillanas.
 “ María julia era una y muchas a la vez: mujer, esposa, madre, luchadora social, maestra, abogada, chacarera, escritora, y linterna que nos marca el rumbo a los que queremos un país mejor y una ciudad libre de prejuicios y ataduras. Discreta y sencilla como vivió, dio instrucciones para que su partida sea igual, sin homenajes, a pesar de que los maestros, y el colegio de abogados - cuyos locales institucionales se consiguieron gracias a su gestión y a la de otras personas de sus respectivas directivas- a estas instituciones se sumó la asociación de mujeres escritoras entre otros, quisieron rendirle homenaje, ella partió en silencio, ahora convertida en una estrella, ilumina la ruta que tenemos que seguir los que creímos en ella y sabemos que en algún momento su legado y sus pendientes serán una realidad.

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