martes, 28 de junio de 2011

LA MARAVILLA INCAICA

Por: Amelia Zavaleta González.

Visite el Cuzco hace varios años y después de conocer los principales atractivos turísticos de la ciudad; llegue a Machu Picchu, luego de respectivo viaje por Tren y Autobús.
Al contemplar la maravillosa arquitectura incaica, sentí el orgullo de ser peruana y reflexione sobre el pasado glorioso de los antiguos habitantes del suelo patrio; expuesto en la capacidad organizativa de sus gestores y la desbordante energía de los pobladores para la existencia de majestuosas edificaciones, logradas en zonas geográficas y climáticas muy particulares.
Según los registros históricos, fue el Inca Pachacutec, quien emprendió la construcción de dicho recinto a mediados del siglo XV; bajo el modelo de una llacta, integrada por la nobleza y algunos colonos y concebida en la condición de: Palacio y Santuario. Sin embargo, por causas de la colonización y la guerra inca, fue relegada en su respectiva importancia en favor de otras propiedades de la casta incaica y caminos utilizados por los pobladores. Se la relaciona con una posible Explotación de Tesoros del siglo XIX y reseña en los mapas de prospecciones mineras; en tanto, durante el siglo XX se producen ciertas incursiones de cuzqueños como: Agustín Lizárraga y la expedición científica de Hiram Bingham, que el 24 de julio de l, 911, redescubrió este conjunto lítico y con el auspicio de la Universidad de Yale, efectúo diversos estudios en piezas recogidas de la zona y finalmente entregadas al Perú.
Recuerdo la travesía en sus caminos, superando los efectos de la altura y los diversos niveles del recinto; pero, imaginando el férreo trabajo de sus artífices por años y la inteligencia al emplear materiales resistentes, con una perspectiva del drenaje de aguas, el cultivo de productos agrícolas y el conocimiento de cálculos astronómicos sobre las estaciones del año.
Machu Picchu, se extiende entre los quinientos metros de largo y doscientos de ancho, a una altura de quinientos metros; diseñado en función a dos ejes. El primero define dos sectores: Hanan y Hurin; mientras el otro la perspectiva Oeste-Este con fuentes de agua. El componente arquitectónico, incluye así también una zona de canteras que estuvo habitada por: Guardianes, labradores y talladores.
Esa sensación fue muy cautivante, al apreciar de igual manera el Huayna Picchu; aunque la variedad y creatividad del paisaje, era privilegiada en la forma y tamaño de las rocas utilizadas y la condición político-religiosa de la ciudad. Me impresionaron, entre otros: El Intihuatana, el Acllahuasi, la Escalinata de las Fuentes, el templo de las tres Ventanas, y el Templo Principal.
Celebremos entonces con orgullo, este centenario del legado del Gran Imperio de los Incas.

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